Tras analizar los órganos (pulmón, corazón, hígado, riñón) de 10 personas fallecidas por COVID-19 han demostrado que el coronavirus persiste hasta las fases más avanzadas de la enfermedad grave, en las que el tratamiento antiviral debería mantenerse.
Un estudio ha demostrado que el ARN del SARS-CoV-2 permanece en individuos que han fallecido a causa del COVID-19, lo que significa que el coronavirus perdura en los órganos hasta las fases más avanzadas de la enfermedad y que se debería mantener el tratamiento antiviral durante todo el proceso infeccioso en los pacientes graves.
La nueva investigación ha sido realizada por la Clínica Universidad de Navarra y se ha publicado en Thorax, del grupo de The British Medical Journal. Los resultados histopatológicos se han obtenido de una fase preliminar sobre 10 personas fallecidas por COVID-19, y en nueve de estos 10 pacientes se encontró un nivel significativamente elevado de ARN del coronavirus en órganos como el pulmón, el corazón, el riñón y el hígado.
Biopsias post mortem en las que se detectó el SARS-CoV-2
El estudio fue realizado por un equipo multidisciplinar de la Clínica que incluía a especialistas de Anatomía Patológica, Medicina Interna, Neumología, Enfermedades Infecciosas y Anestesia. Estos especialistas, con el consentimiento previo de los familiares de los fallecidos, hicieron biopsias multiorgánicas post mortem (pulmón, corazón, hígado, riñón, e intestino en uno de los fallecidos), cuyas muestras fueron sometidas en el laboratorio a estudios patológicos y a una PCR para detectar la presencia del virus.
Lola Lozano, directora del Servicio de Anatomía Patológica de la Clínica Universidad de Navarra, ha señalado que este estudio ayuda a comprender qué le sucede al paciente y cómo evoluciona la propia enfermedad, lo que contribuirá a combatirla mejor y a seguir investigando para ofrecer a los enfermos el mejor tratamiento posible.